Viña VIK: Una experiencia para los sentidos
Aprovechamos el fin de semana largo para una escapada otoñal a Viña Vik en el valle de Millahue (a unas dos horas aproximadamente desde Santiago), una excelente oportunidad para degustar sus elegantes vinos y de paso conocer su nuevo restaurante.
Camilo, nuestro guía, nos da la bienvenida y entre medio de las parras de Cabernet Sauvignon que aún no han sido cosechadas, nos sumergimos en la historia de la viña: el sueño del noruego Alexander Vik, quien se propuso lograr un vino de clase mundial – si no el mejor vino del mundo- el cual pudo cosechar finalmente aquí, en el Valle de Millahue, denominado por los indígenas “Lugar de Oro”.
En los doce micro valles de la viña, se cultivan cinco variedades: cabernet sauvignon, merlot, syrah, cabernet franc y carmenère, las que son cosechadas de noche, cuando la uva está más fresca y siempre de forma manual. Estas cepas son las que dan vida a los vinos de la viña, todos ensamblajes, mezclas que son elegidas cada año de manera diferente.
Los vinos VIK
Continuamos la experiencia VIK en su bodega, un edificio que impresiona con su estilo vanguardista y tecnológicamente creativo, que contrasta con la ruralidad del campo. Fue diseñado por Smiljan Radic bajo los principios de sustentabilidad: está construido para reducir el impacto de tecnologías que sea invasivas para producir vino y sobre todo el uso de electricidad e iluminación. Frente a la bodega, la plaza de agua, con agua fluyendo a lo largo de todo el espacio, proporciona un elemento adicional de enfriamiento. Las rocas en su superficie fueron diseñados por Marcela Correa y representan los minerales que se encuentran en los suelos de la viña.
En la bodega, conocemos y aprendemos sobre el proceso completo de elaboración del vino, desde el estrujado y la fermentación, hasta la guarda en barricas y la cata. Se trata de vinos holísticos, cultivados en finca a partir de las mismas vides y fermentado de igual manera con levaduras autóctonas. La experiencia se entremezcla mágicamente con el arte de los frescos pintados por el uruguayo Eduardo Cardozo, que representan el terroir del valle de Millahue, que hacen más cálida y cercana la visita.
En la sala de cata, un gran altar de vino hecho en piedra luce iluminado naturalmente. Partimos degustando los 3 elementos clave que dan vida a los vinos VIK: primero, un Cabernet Sauvignon 2017, de intensidad rubí intensa y ácido al paladar, el principal componente de todos los vinos de la viña. Fue cosechado en Cerro al Medio, una zona fresca, de temperaturas bajas, lo que hace que el cabernet siga teniendo intensidad junto otras propiedades, sobre todo aromáticas.
Continuamos con un Syrah 2017, de aroma intenso, sobre todo florales (lavanda, violeta, rosas), el que le entrega la elegancia y sofisticación. Para finalizar probamos otro componente esencial: el Carmenère.
Luego pasamos al momento más esperado: la cata de los vinos ensamblaje. Partimos con el super premium de la viña (elegido el 2014 el mejor super premium de Chile): Milla Cala, un vino liviano, versátil, con notas a frutos rojos. Un vino para disfrutar en cualquier ocasión, de taninos muy suaves y manejables, y una sensación redondeada y sedosa en boca. ($22.000 la botella en la tienda de la viña).
Seguimos con el vino ultra premium de la viña: La Piu Belle, ganador de medalla de oro en Catad’Or 2017 y que combina magistralmente diseño y calidad. De hecho, su botella fue diseñada por el destacado artista chileno Gonzalo Cienfuegos, lo que lo convierte en un objeto de deseo de primer nivel. En boca es intenso y floral, estructurado, elegante y armonioso ($49.000 en la tienda de la viña). Un vino muy versátil que evoca lo mejor del campo chileno.
Sellamos la experiencia con el vino ícono de la viña: VIK 2012, seductor, de tono Rojo rubí brillante y profundo, aroma intenso y cuerpo complejo ($90.000 en la tienda de la viña). Elegante y muy bien equilibrado, con características similares a los grandes vinos de Bordeaux, perfecto para maridar carnes de caza y de cerdo. Un vino para esas ocasionales especiales, para conversarlo y disfrutarlo con cada sorbo.
Pavilion VIK: Cocina Local
Para seguir disfrutando los vinos y la belleza del entorno, viña Vik abrió hace un mes Pavilion Café, un restaurant, lounge y tienda bañado por la luz del sol, con paredes vidriadas del suelo al techo que brindan vistas 360 deslumbrantes del viñedo, la bodega y la majestuosa naturaleza que los rodea. Aquí, los visitantes tienen un espacio separado del hotel donde beber vino, almorzar y relajarse.
El restaurante de diseño minimalista, ofrece una gastronomía basada en ingredientes locales que se obtienen de la huerta local. El Chef Ejecutivo Rodrigo Acuña es el encargado de seducir los paladares de los comensales: todos los días diseña un Petit Lunch sorpresa, dependiendo de los productos de la temporada, el que se realza con los elegantes vinos VIK ($36.000 el menú)
Para empezar, una copa de La Piu Belle previamente decantado. En el centro, una canasta con pan de campo, acompañado de un suave mousse de palta para untar. De entrada- cortesía del chef-una ensalada de calabaza con champiñones ostra y crocante de arroz, diferente, original.
Mientras esperamos el plato de fondo, el chef nos regalonea con una Pirámide de queso de cabra con costra de ceniza y hongos changles, todo encurtido, de intenso sabor agridulce. De fondo, un Magret de Pato con zanahoria, acelga colorada y demigrass, que encanta con su elegante presentación y sabor. Para los que no comen carne, estaba la opción del mismo plato pero con salmón.
El postre tampoco se queda atrás: un cremoso de chocolate con praliné de almendras y granito de té verde, que puedes acompañar con un té o un capuccino servido en una elegante vajilla de porcelana.
Una cocina estacional, natural, fresca, orgánica, especial y delicada para quienes buscan algo diferente y auténtico y en armonía con la filosofía detrás de los vinos VIK.
Viña VIK : Millahue, San Vicente de Tagua Tagua, Chile
Tour de degustación: Desde los $28.000 por persona. De lunes a domingo, 10.00, 12.00, 15.00 y 16.00
Almuerzo: $36.000 por persona