Experiencia Cumbres
Una escapada en medio de la ciudad: eso fue lo que vivimos en Hotel Cumbres Vitacura, una excelente alternativa tanto para turistas como viajeros de negocios y, por qué no, para quienes buscan desconectarse del ajetreo diario.
El hotel tiene una ubicación estratégica – a pasos del centro comercial Parque Arauco y buena conexión al transporte público- y en verano resulta muy atractivo para descansar, escaparse del calor y refrescarse en su piscina exterior junto al jacuzzi, además de disfrutar de un relajante masaje en el spa. Tratamientos faciales, masajes de relajación y tratamientos corporales son algunos de los servicios que aquí se ofrecen.
Las habitaciones son sencillas- recordemos que se trata de un hotel dirigido al viajero de negocios- pero modernas y cómodas para descansar. Están decoradas con colores neutros y texturas de categoría y cuentan con vistas impresionantes a la ciudad, ya sea a la cordillera de Los Andes, o hacia la piscina o a los jardines del Club de Golf Los Leones.
El día acá comienza con un desayuno buffet con una vista 360 de la ciudad en el restaurante The Glass, el que ofrece variedad de jugos y frutas, panes, cereales, estaciones calientes – con huevos revueltos, embutidos y otros- y bollería fina. También puedes pedir omelettes, huevos pochados y panqueques a la mesa, los cuales son preparados frente a tus ojos en su cocina abierta.
Por la tarde, puedes disfrutar de su piscina ubicada en el piso 1, un oasis de relajo y tranquilidad. Tienes que ir temprano, ya que el sol se esconde en la tarde por los edificios que lo rodean.
La noche es el mejor momento para disfrutar de este hotel; al atardecer, puedes relajarte con un delicioso pisco sour en la terraza de The Glass ( en el piso 17) y apreciar la puesta de sol, mientras te refrescas con la agradable brisa de la tarde noche. O bien deleitarte con un cóctel de autor, como el “Green Gin”- en base a gin, triple sec, goma, limón y pepino- o el “Tropical Summer”- pensado en los amantes del Whisky- con toques de amaretto, jugo de maracuyá, arrope chañar y azúcar morena.
El preámbulo perfecto para el peak de la estadía: la cena a la carta con la ciudad iluminada a los pies, creada por el chef Claudio Úbeda. Un viaje inolvidable por la gastronomía chilena renovada.
Difícil misión elegir entre la variedad de atractivos y seductores platos que ofrece la nueva carta de verano. En este 0casión, partimos con los Locos con Papas Mayo, láminas de locos con palta, papas mayo y crumble de cebollas. Un plato fino, suave y crocante a la vez, que transporta al litoral. También para comenzar unas interesantes y novedosas Empanaditas de Prieta con manzanas al oporto servidas en Chancho en Piedra, de masa delgada y traslúcida y llenas de sabor.
De fondo, optamos por las pastas, que sin duda seducen tanto por su sabor como por su presentación. Como los Capeletti de cordero, preparados con crema a la pimienta y ragout de tomates, berenjenas, albahaca y mozarella, perfectamente maridados con un carmenere de Viña Casa Silva. O los Sorrentinos de salmón con salsa de azafrán y cítricos, de notas agridulces, acompañados de una copa de chardonnay de la misma viña.
De postre, la gran novedad es el Tiramisú de Cola de Mono, preparado con este coctel tan propio de la gastronomía chilena, al cual se le incorpora un sutil sabor a café. Un postre delicioso, suave e intenso a la vez – se siente el sabor del alcohol- difícil de olvidar y para degustar en cualquier época del año ( no solo para las Navidades).
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