Calaos: la sorpresa mediterránea
En noviembre del año pasado, en una casona de calle Seminario ( Providencia), abrió sus puertas Calaos, Cocina y Cantina, la nueva propuesta gastronómica de los hermanos Pablo Díaz ( chef) y Carlos Díaz ( mixólogo). Un restobar cuyo nombre apela al modismo calar, “ que es lo que se realiza en las ferias para comprobar que un fruto está bueno”. Es decir, un servicio comprobado y listo para disfrutar.
La apuesta de Calos es de una cocina mediterránea -una de las más ricas en sabores y productos- de autor, con preocupación en los detalles. Platos que encantan primero por la vista y que luego seducen con su fusión de sabores , elegantemente presentados en coloridas vajillas y cristalería que le dan un toque más cercano al lugar. En síntesis, alta cocina pero en un ambiente relajado e informal.
¿Por qué mediterránea? Porque es un terreno conocido para el chef Pablo Díaz, quien estuvo un año y medio en los fuegos del Castillo Forestal durante su inicio. Anteriormente pasó por restaurantes como el de la trattoria del hotel Intercontinental, La Perla del Pacífico y Circus Lounge, del casino Enjoy Santiago.
Por su parte Carlos Díaz, la otra mitad ejecutiva de Calaos, hace suyo el bar con creaciones propias. Dentro de su experiencia destacan su paso por El Barrio de Chris Carpentier, Rubaiyat y The Roof, en fue jefe de barra y creo sus cartas.
En la carta se pueden encontrar pizzas, pastas, carnes, sánguches y más, con masas de creación propia. También hacen sus propios panes, ricota, syrups y licores como el Enguindao, el Limoncello y el Vermouth. Por lo mismo, es el lugar perfecto para disfrutar con los amigos después del trabajo.
En esta ocasión, tuvimos la oportunidad de deleitarnos con su menú ejecutivo, que se sirve todos los días a la hora de almuerzo y que sorprende por su toque gourmet y elegante presentación. Algo que, definitivamente, alguien que quiere salir del menú tradicional de sopa, carne o pollo debe probar.
Partimos la experiencia con una refrescante Mula Calá, uno de los tragos de autor del lugar- su versión propia del Mula de Moscú- que lleva vodka, syrup de jengibre y menta, ginger ale y ceste de limón ( $3.500) No estaba incluida en el menú, pero es perfecta como aperitivo, como cóctel de terraza y para acompañar un delicioso plato para compartir llamado “ Los del Trópico” : brochetas de camarones apanados y chutney de mango ($9.900)
Pero volvamos al menú. Primero, la entrada, un Lingote de Queso de Cabra con frutos rojos y miel de Ulmo, agridulce, delicado en boca, con mucho color. Luego el chef nos encanta con el plato de fondo: un Risotto mediterráneo con fondo de alcachofa, tomate cherry, alcaparras grilladas y albahaca, un plato bastante liviano en relación al clásico rissotto, de textura melosa y muy sabroso.
De postre, un Mousse de huesillo con mote frío, original, bien presentado, ideal para los que no le gustan tanto los dulces ya que su sabor es mucho más neutro. Para eso, hay otras opciones que tampoco se quedan atrás, como el Creme Brulee ($5.000) o el Brownie con Helado Artesanal de Vainilla ($.5000)
El menú tiene un valor de $.6900. Sin duda, una alternativa diferente, gourmet, a precio razonable, en un barrio tranquilo.
Excelente atención , preocupación por el servicio de principio a fin, desde el pan que sirve en la mesa ( que es más rico aún ya que es una especia de focaccia) hasta el bajativo de la casa ( limoncello, enguindao o licor de naranaja) preparado por el propio mixólogo con sistema de decantación ¡ Tienes que probarlo!
Seminario 130, Providencia, Región Metropolitana